Actitud. Nada acaba hasta que acaba

No sé cuantas veces he cambiado mi forma de hacer las cosas en los últimos años, pero ya te digo que bastantes.

Cuando algo no salía como pensaba, hacía algún ajuste, lo aparcaba o lo abandonaba.

Cuando surgía algo nuevo, lo probaba para ver si podía ser útil.

Cuando los ingresos flojeaban, apretaba el acelerador.

La Estrategia Personal sirve precisamente para eso, para tomar decisiones que te permitan cambiar o mejorar una situación.

Esa capacidad de ir adaptándome a las circunstancias, se ha convertido en algo normal desde que soy Profesional Libre. Aunque suene a tópico, eso de «tener las riendas de tu vida», es absolutamente cierto cuando vas por tu cuenta… porque no te queda otra. Aunque acabas cogiéndole el gustillo.

Eso tiene como aspecto positivo que dependes de ti. Eso tiene como aspecto negativo que dependes de ti. Es decir, que si no estás dispuesto a tomar tus propias decisiones, ni te metas en esta aventura.

Tu Profesión es un juego de aventuras

Aunque ya hace mucho que no paso tiempo jugando a videojuegos, hay una cosa que aprendí de ellos y es que, a medida que avanzas, te vas a encontrar con dilemas, bifurcaciones y caminos alternativos, pero siempre hay opciones.

Quizás me equivoco en mi percepción, pero una cosa que diferencia a los Profesionales Libres de los «cuentajenados» es que esas opciones son mucho más limitadas en los segundos.


Todavía recuerdo con incomodidad esa sensación de estar siempre a expensa de las decisiones ajenas. Elegir los días de vacaciones, la sensación de que una nómina es un contrato con tarifa plana que no dependía de tu esfuerzo o la Espada de Damocles del despido que no sabías cuando podría caer sin posibilidad de hacer nada.

Esa sensación de pérdida de control de tu vida te daba la sensación de que si algo fallaba, todo terminaba. De hecho eso es algo que percibo entre las personas más cercanas que tienen un empleo o, algo peor, un puesto en la administración.

Sin embargo, para un Profesional Libre, su vida, su trabajo es más parecido a un libro de aquellos de «elige tu propia aventura». Cuando una puerta se cierra, tienes otras puertas, ventanas o un martillo pilón con el que puedes abrir un hueco en una pared. Simplemente entiendes que nada acaba hasta que acaba o, algo peor, te rindes.

No te subes a un tren, pilotas tu avión

Suelo decir que el cambio profesional que se ha producido en los últimos cuarenta años es como pasar de subirse a un tren a tomar los mandos de tu propio avión.

Hasta los ochenta parecía que tu trayectoria profesional era como comprar un billete de tren, sentarse y esperar a llegar a destino. Conseguías un título, buscabas un empleo, hacías lo que te pedían y te jubilabas. Podía haber retrasos o alguna incomodidad, pero no te podías o no querías bajarte.

Desde hace algunas décadas, nos hemos convertido en pilotos. Hoy nadie te va a decir donde tienes que ir o como puedes realizar tu viaje… salvo que decidas delegar tu vida en otros. Tienes que escoger el destino, diseñar tu plan de vuelo y tomar los mandos de tu aparato.

Te vas a encontrar con turbulencias, momentos tranquilos, aburridos o apasionantes. Vas a tener que revisar constantemente tus indicadores. Vas a tener que parar a repostar o a hacer mantenimiento. Pero siempre vas a poder elegir hacia donde ir. Cumpliendo algunas reglas básicas, claro. Pero salvo eso, tu viaje no acaba, hasta que acaba.

Esto no es para todos

Pero cada cual es cada cual. A veces, quienes hemos optado por no depender de casi nadie, parece que tenemos tendencia a animar a otros a hacer lo mismo. Pero con el tiempo te das cuenta de que eso es un error.

Hay gente que se siente muy cómoda dejando que otros decidan por ellos y hay que respetarlo. Hay personas que ni se plantean asumir el menor riesgo… aunque ese sea el mayor riesgo y no desean que nadie les convenza de lo contrario. Hay quienes consideran que la (falsa) seguridad está por encima de cualquier otra cosa en su escala de valores. Y hay que aceptarlo. Lo que ocurre es que, a medida que te pones en manos de otros, vas «capando» tus propias opciones. Y si algo falla, «game over».

Otros consideramos que un obstáculo es un reto. Que cuando te aburres, puedes buscar formas de divertirte. Que si lo que funcionaba ya no sirve, puedes empezar de nuevo. Que nada acaba hasta que acaba. Y eso es genial… al menos para algunos.





Compartir esta publicacion

Deje un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You may use these HTML etiquetas y atributos: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>
*
*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.